Hoy en día la clase dominante mantiene su hegemonía por todos los medios, incluido el conocimiento. El vínculo entre saber y poder se vuelve manifiesto, lo que no impide en absoluto un conocimiento crítico y subversivo; al contrario, define la diferencia conflictiva entre el saber que está al servicio del poder y el conocimiento que rechaza reconocerse en éste.
[Lefebvre, 2013]
Tres son las vías por las que el arte puede seguir en la ciudad presente: Trabajar a partir de la idea de temporalidad; trabajar a partir de la relación con el contexto; o realizar una colaboración interdisciplinar.
[Muntadas y Herrero, 2004]
En los últimos años, la falta de herramientas del urbanismo y la arquitectura tradicionales a la hora de tratar con situaciones en transición está dando lugar a nueva formas de trabajo. La construcción de estos nuevos métodos se basa, en la mayoría de los casos, en la articulación progresiva a través de la acción, poniendo más atención al valor del proceso y al aprendizaje del trayecto que a los objetivos fijados de antemano por un plan.
Aquellos ejemplos no institucionales que tres décadas atrás dieron las primeras respuestas al tejido industrial obsoleto, se han convertido en un referente para un urbanismo emergente. Aprendiendo de los excesos del modelo expansivo, los nuevos posicionamientos técnicos aspiran a incorporar a la práctica urbanística instrumentos que vinculen el uso, el diseño y la gestión de la ciudad construida.
[Segovia, Marrades, Rausell, Abeledo, 2015]
Ligados al paso hacia una sociedad del conocimiento, en los últimos años emergen nuevos modelos de creación artística y de producción cultural. Adquieren relevancia aspectos como las actividades de investigación y experimentación, los proyectos colaborativos, las dinámicas de fertilización e incubación, la integración de lenguajes y disciplinas o la intersectorialidad. En un marco de propuestas diversas, todavía indefinidas y de carácter emergente, se busca adecuar la política cultural con el objetivo añadido del desarrollo económico.
De forma especial, el cambio de patrones se hace patente en la manera de entender al proceso creativo. Mientras que los centros culturales, los convencionales (aquellos en los que pensamos al hablar de un museo tradicional) se han centrado específicamente en las últimas fases de ese proceso –es decir, la distribución, el consumo y la conservación– la atención se dirige ahora con interés hacia las etapas precedentes que abarcan la formación, la ideación, la capacitación, la creación o la producción. Estos planteamientos se centran en la raíz de los Proceso creativo al entender como más fecundo invertir en el trabajo de base que concentrarse exclusivamente en sus resultados.
De esta manera, vemos cómo comienzan a multiplicarse centros con difícil encaje en ninguna categoría cerrada, en los que se mezclan la difusión, la producción y la investigación creativa. La mayoría de estas propuestas viene del sector público. Tratando de superar el centro cultural tradicional, incorporan funciones hasta hace bien poco ajenas a las políticas culturales, como pueden ser la economía creativa, la ciencia, la sociedad o la tecnología.
[Segovia, Marrades, Rausell, Abeledo, 2015]
Hoy, de hecho, la vida cotidiana comienza a exhibirse a sí misma –a comunicarse como tal- a través del diseño o de las redes contemporáneas de comunicación participativas y se vuelve imposible distinguir la representación de lo cotidiano mismo. Lo cotidiano se vuelve una obra de arte; no hay más mera vida o mejor aún mera vida exhibida como artefacto. La actividad artística es ahora algo que el artista comparte con su público en el nivel más común de la experiencia cotidiana. El artista ahora comparte el arte con el público así como comparte con él la religión o la política. Ser artista ha dejado de ser un destino exclusivo, para volverse una práctica cotidiana.
[Groys, 2014]
Todos estos espacios coinciden en señalar las pocas subvenciones que existen a nivel estatal, la desventaja en la que se sigue estando en este terreno con respecto a otros países europeos. Algunos, como los miembros de Cruce, ironizan al respecto matizando que “lo positivo de que te dejen a la intemperie, aunque a veces sientas que te ahogas, es que aprendes a buscarte la vida”.
[de Dios, 2002]
Distintos imperativos históricos imponen la urgencia de habilitar lugares y herramientas para la producción de experiencia y la imaginación de otros futuros. La cultura contemporánea viene ensayando distintas estrategias en esta perspectiva, desde la reconquista de un espacio público vivido hasta la articulación de una singular hermenéutica del pasado que permita rescatar viejas ensoñaciones. En esta coyuntura, el análisis de la experiencia urbana, de las prácticas instituyentes y de las habilidades estéticas han de conjugarse por igual en el interior de un relato postdisciplinar capaz de devolver la palabra a la ciudadanía. Puede que el arte todavía sea capital si se sobrepasa a sí mismo y cuestiona cualquier modo convencional de producción.
[Martí Perán, definiendo la línea de investigación “Espacios de experiencia. Prácticas artísticas y máquinas para la imaginación política” dentro del proyecto Arte. Globalización. Interculturalidad]