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proceso creativo

Ligados al paso hacia una sociedad del conocimiento, en los últimos años emergen nuevos modelos de creación artística y de producción cultural. Adquieren relevancia aspectos como las actividades de investigación y experimentación, los proyectos colaborativos, las dinámicas de fertilización e incubación, la integración de lenguajes y disciplinas o la intersectorialidad. En un marco de propuestas diversas, todavía indefinidas y de carácter emergente, se busca adecuar la política cultural con el objetivo añadido del desarrollo económico. De forma especial, el cambio de patrones se hace patente en la manera de entender al proceso creativo. Mientras que los centros culturales, los convencionales (aquellos en los que pensamos al hablar de un museo tradicional) se han centrado específicamente en las últimas fases de ese proceso –es decir, la distribución, el consumo y la conservación– la atención se dirige ahora con interés hacia las etapas precedentes que abarcan la formación, la ideación, la capacitación, la creación o la producción. Estos planteamientos se centran en la raíz de los procesos creativos al entender como más fecundo invertir en el trabajo de base que concentrarse exclusivamente en sus resultados. De esta manera, vemos cómo comienzan a multiplicarse centros con difícil encaje en ninguna categoría cerrada, en los que se mezclan la difusión, la producción y la investigación creativa. La mayoría de estas propuestas viene del sector público. Tratando de superar el centro cultural tradicional, incorporan funciones hasta hace bien poco ajenas a las políticas culturales, como pueden ser la economía creativa, la ciencia, la sociedad o la tecnología.
[Segovia, Marrades, Rausell, Abeledo, 2015]

La cultura experimental implica riesgo, incertidumbre y se centra más en procesos que en obras terminadas. El prototipo aglutina preguntas, expectativas y deseos. Es una pregunta abierta que busca interlocutor.
[Rowan, 2015]

Decidimos vaciarlo [el espacio] nosotros porque queríamos partir de ese concepto de acumulación, de basura, del desecho como una metáfora de la situación actual de la cultura y hacer emerger desde ese basurero todo el proceso creativo.
[Extracto de conversación con agentes del sector cultural independiente de Madrid, 2015]

Generamos entre las líneas y cuestionando siempre el propio proceso artístico.
[Extracto de conversación con agentes del sector cultural independiente de Madrid, 2015]

El taller es generoso.
[Extracto de conversación con agentes del sector cultural independiente de Madrid, 2015]

“8 horas de trabajo, 8 horas de ocio y 8 horas de descanso”. En nuestra sociedad, cuando irrumpe una generación de urbanitas flexibles, formados y precarios, la separación entre el tiempo de trabajo y el tiempo de ocio tiene a difuminarse. Este fenómeno adquiere aún mayor interés cuando se empiezan a construir puentes entre el sistema cultural y el sistema productivo. El escenario actual plantea una forma de entender las relaciones entre arte y trabajo diametralmente opuesta. Esto se relaciona con la caída de otras fronteras, con las formas que se daban entre lo público y lo privado, lo individual y lo colectivo, la competitividad y la colaboración, lo institucional y lo civil.
[Segovia, Marrades, Rausell, Abeledo, 2015]

La desprofesionalización del arte no debe malinterpretarse como un simple retorno a la no-profesionalización. La desprofesionalización del arte es una operación artística que transforma la práctica estética en general, en lugar de simplemente volver a un artista individual a su estado original de no-profesionalidad. Así la desprofesionalización del arte es en sí una operación altamente profesional.
[Groys, 2014]