La creatividad como recurso y el espacio como sujeto y contexto son elemento que se condicionan mutuamente y posibilitan el desarrollo de aquellas dinámicas construidas sobre el intercambio de información simbólica que generan transformaciones en la dimensión estética, emocional o espiritual de los individuos que componen una comunidad. Los espacios, su configuración y sus modos de gestión han estado siempre –de manera explícita o implícita– en el centro de los procesos culturales. La evolución histórica ha requerido una constante reformulación de los espacios según los modos, contemporáneos en cada casa, de creación, producción y distribución cultural.
[Segovia, Marrades, Rausell, Abeledo, 2015]
https://youtu.be/vpvROjEQg7k
[Tom Lavin, vía antimuseo.org]
Se da la paradoja de que el aumento de las voces que piden activamente una mayor presencia en los espacios de decisión se debe fundamentalmente a la incapacidad para asumirlas de un gobierno sujeto a unos patrones estancos y cada vez más opacos a la hora de organizar y gestionar sus recursos.
Reaccionando a esta discrepancia, asistimos al surgimiento de espacios autónomos de decisión y acción allá donde no llegan las políticas públicas. Cubriendo los huecos del sistema institucional, los ciudadanos deciden realizar por su cuenta acciones directas sin esperar a que sea el poder público quien las haga.
[Segovia, Marrades, Rausell, Abeledo, 2015]
Ligados al paso hacia una sociedad del conocimiento, en los últimos años emergen nuevos modelos de creación artística y de producción cultural. Adquieren relevancia aspectos como las actividades de investigación y experimentación, los proyectos colaborativos, las dinámicas de fertilización e incubación, la integración de lenguajes y disciplinas o la intersectorialidad. En un marco de propuestas diversas, todavía indefinidas y de carácter emergente, se busca adecuar la política cultural con el objetivo añadido del desarrollo económico.
De forma especial, el cambio de patrones se hace patente en la manera de entender al proceso creativo. Mientras que los centros culturales, los convencionales (aquellos en los que pensamos al hablar de un museo tradicional) se han centrado específicamente en las últimas fases de ese proceso –es decir, la distribución, el consumo y la conservación– la atención se dirige ahora con interés hacia las etapas precedentes que abarcan la formación, la ideación, la capacitación, la creación o la producción. Estos planteamientos se centran en la raíz de los procesos creativos al entender como más fecundo invertir en el trabajo de base que concentrarse exclusivamente en sus resultados.
De esta manera, vemos cómo comienzan a multiplicarse centros con difícil encaje en ninguna categoría cerrada, en los que se mezclan la difusión, la producción y la investigación creativa. La mayoría de estas propuestas viene del sector público. Tratando de superar el centro cultural tradicional, incorporan funciones hasta hace bien poco ajenas a las políticas culturales, como pueden ser la economía creativa, la ciencia, la sociedad o la tecnología.
[Segovia, Marrades, Rausell, Abeledo, 2015]
Ya sabemos por la práctica en qué consisten los proyectos alternativos y el contra-espacio. Cuando una población se opone a un programa de construcción de carreteras o de extensión urbana, cuando la población reclama “equipamientos” o plazas libre para el juego y el encuentro social se advierte como se introduce un contra-espacio en la realidad espacial: contra el poder y la arrogancia, contra la cantidad y lo homogéneo, contra la expansión sin límite de lo privado y de la rentabilidad empresarial.
[Lefebvre, 2013]
Toda construcción estrictamente cultural desemboca hoy en la primacía de lo privado de forma que en palabras de Zygmunt Bauman, “el ágora es cada vez más tierra de nadie”. O, peor aún, de unos pocos que orquestan a los muchos. Así, a lo que queda reducido el espacio público es a recibir la confluencia de los intereses individuales y a permitir, en el mejor de los casos, una negociación entre sus supuestos titulares legítimos.
[Molano, 2012]
Cuando esfera cultural y esfera política no consiguen comunicarse, el espacio público se ve incapaz de cumplir su cometido y la cultura, tiranizada por lo incontroversible y lo vacío, erosiona la construcción de ciudadanía e interés común en lugar de ser la herramienta imprescindible para su desarrollo.
[Molano, 2012]
Las política culturales, entendidas como el conjunto de intervenciones simbólicas que inciden en una sociedad determinada, principalmente en las diferentes formas de relacionarse, de significar y de representarse, no son solo aquellas desarrolladas por el Estado. Ya García Canclini había incluido, en su definición de políticas culturales, también a instituciones civiles y grupos comunitarios organizados.
[Molano, 2012]
Es importante notar que muchas de las instituciones del Estado no han apostado claramente, ni por la excelencia, ni por la experimentación. Lo que resulta más preocupante es que muchas de ellas han operando sin unos parámetros claros que permitan rendir cuentas a la ciudadanía. La experimentación, por su parte, ocurre a menudo en lugares que operan al margen de lo institucional: hacklabs, makerspaces, centros sociales, locales de colectivos, etc. Todas aquellas prácticas interesadas en investigar, prototipar, articular lo político con lo cultural o, simplemente, experimentar han encontrado pocos espacios institucionales desde los que operar.
[Rowan, 2015]
Son entornos en los que se construyen posicionamientos críticos, se articulan preguntas incómodas, se elaboran prototipos políticos y se reúnen aquellas personas que aún tienen
sueños con los que traficar. Son lugares incómodos que ponen en crisis las desigualdades y los discursos hegemónicos imperantes. Iniciativas que ocupan el lugar vacío que las políticas culturales actuales no han sabido o querido diseñar.
[Rowan, 2015]
Estos proyectos importan y cubren un vacío institucional, las comunidades que los habitan lo demuestran con las muestras de apoyo que florecen a doquier en redes sociales, pancartas y muros. Estas iniciativas ocupan espacios que las políticas culturales aún no han sabido ni diseñar ni entender. Son entornos que te obligan a experimentar, a preguntar pero sobre todo te empujan a imaginar. Son valiosos porque son incómodos. Son importantes porque nos ayudan a inventar. Nos gustan porque nos dejan bailar. Son una pieza clave del entramado político-cultural actual, son el sitio al que vamos a experimentar.
[Rowan, 2015]
El gran problema es el dinero.
[Extracto de conversación con agentes del sector cultural independiente de Madrid, 2015]
Estrategias a largo plazo para una cultura sostenible económicamente y a través de su potencia y reconocimiento.
[Extracto de conversación del sector cultural institucional de Madrid, 2015]
Un escenario de cambios que afectan tanto al modelo dominante de política cultural como al de la producción creativa y artística. En relación con el primero, desde principios del nuevo siglo, las actividades culturales y creativas se posicionan como eje central de las teorías del desarrollo humano ambientalmente sostenible, gracias a la trascendencia de la creatividad sobre las dinámicas de innovación social y económica. Por otra parte y aunque pueda sonar contradictorio, en cuanto a la producción creativa vivimos un momento –motivado en parte por el retroceso de la acción administrativa en el contexto de crisis y acelerado por la irrupción de las nuevas tecnologías– de pronunciada dualidad entre la iniciativa institucional y las dinámicas espontáneas . Esta separación ha dado pie a un escenario complejo de posiciones intermedias, revisiones de modelos previos e innovación radicales.
[Segovia, Marrades, Rausell, Abeledo, 2015]
Falta de identificación de los procesos culturales establecidos.
[Extracto de conversación con agentes del sector cultural institucional de Madrid, 2015]
Mi capacidad de agencia está en el contacto con las personas con las que trabajo y en las microdecisiones que tengo que tomar a diario. Esto supone una revisión constante de lo que se está haciendo.
[Extracto de conversación con agentes del sector cultural institucional de Madrid, 2015]
Te das cuenta de que era algo necesario (…) cuando se acercan, te felicitan, ves las sonrisas de la gente... y eso nos ha servido de motor pero llega un momento que por mucho motor que sea, es imposible seguir si no recibimos un mínimo de ayuda.
[Extracto de conversación con agentes del sector cultural independiente de Madrid, 2015]
Hay mucha gente que entraría a una galería a ver arte pero le da cosa porque no se considera parte de ese mundo (…) para eso rompimos con el cubo blanco y empezamos a buscar espacios totalmente diferentes.
[Extracto de conversación con agentes del sector cultural independiente de Madrid, 2015]
Ahora nos vemos sin el apoyo de la administración, pero también sin la complicidad del ciudadano.
[Extracto de conversación con agentes del sector cultural institucional de Madrid, 2015]
Esta dependencia del dinero público, al margen de que el dinero sea algo irrenunciable, en el dinero me parece nefasta.
[Extracto de conversación con agentes del sector cultural institucional de Madrid, 2015]
Llevar a los lugares institucionales y a las redes ya establecidas de agentes culturales lo que se mueve en otros espacios, lo que no llega a pasar los filtros de la censura, que no de la calidad, porque eso tiene muy poco que ver con las políticas culturales.
[Extracto de conversación con agentes del sector cultural independiente de Madrid, 2015]