Se da la paradoja de que el aumento de las voces que piden activamente una mayor presencia en los espacios de decisión se debe fundamentalmente a la incapacidad para asumirlas de un gobierno sujeto a unos patrones estancos y cada vez más opacos a la hora de organizar y gestionar sus recursos.
Reaccionando a esta discrepancia, asistimos al surgimiento de espacios autónomos de decisión y acción allá donde no llegan las políticas públicas. Cubriendo los huecos del sistema institucional, los ciudadanos deciden realizar por su cuenta acciones directas sin esperar a que sea el poder público quien las haga.
[Segovia, Marrades, Rausell, Abeledo, 2015]