Habitar sería apropiarse del espacio; apropiarse del espacio consistiría, en consecuencia, en convertir el espacio (vivido) en lugar, adaptarlo, usarlo, transformarlo y verter sobre él la afectividad del usuario, la imaginación habitante; práctica creativa que afirma la ilimitada potencialidad humana al reconocerse en la obra creada, otorgando al espacio sus múltiples dimensiones perdidas: lo transfuncional, lo lúdico y lo simbólico. Por el habitar se accedería al ser, al al sociabilidad (el derecho a la ciudad, el derecho a la centralidad-simultaneidad) y el habitante rompería con el monólogo del urbanismo tecnocrático.
[Lefrebvre (prólogo de Emilio Martínez), 2013]
La gente permanecía, estacionaba aquí. Fue un choque importante respecto a qué es un espacio cultural, para qué está, para qué sirve y cómo debe funcionar.
[Extracto de conversación con agentes del sector cultural independiente de Madrid, 2015]
Generamos entre las líneas y cuestionando siempre el propio proceso artístico.
[Extracto de conversación con agentes del sector cultural independiente de Madrid, 2015]